La Caracas de inicio de los años 50 era puro rumores. Se hablaba de atentados contra los miembros de la Junta de Gobierno. Uno de los más publicitados se originó por la ocurrencia del propio comandante Llovera Páez, quien era sumamente bromista.
Resulta que un día estaba el Comandante en el restaurante “La Belle Epoque” comiendo con varios amigos. Los rumores estaban a la orden del día y al precitado Llovera Páez no se le ocurrió otra genial idea que la de soltar un fajo de petardos debajo una mesa. Cuando los triqui traquis estallaron, a más de uno le falto el aire y a otros les dió un soponcio.
Llovera en la barra muerto de risa decia:
- ¡Carajo! ¿Y esta es la gente que va a defender al gobierno?
Otra historia que cuenta Oscar Yanes se refiere al rumor de un atentado que resulto algo distinto: que al comandante Pérez Jiménez le echaron un vaso de whisky en una fiesta en el Country Club. La crónica realmente no fue así. En la casa de Juan de Mata Guzmán Blanco, en la Florida, diagonal al Club La Florida, le dieron una fiesta a la Junta Militar de Gobierno para celebrar la devolución de los bienes de peculado. Presente estaba Miguel Torres Cárdenas, hijo del celebre Torres Cárdenas del gobierno de Cipriano Castro. Dos versiones hay sobre el suceso. Una, que a Torres Cárdenas conversando con los miembros de la Junta se le vino un buche de whisky el cual le echo encima a Pérez Jiménez , reaccionando el Comandante con el ademán de sacar la pistola, a lo que Delgado Chalbaud le agarró por el brazo y le dijo: “cuidado, vale, cuidado”. La otra versión es que Torres Cárdenas le sirvió un whisky a Pérez Jiménez, quien no bebe, a lo que el oferente, totalmente ebrio, le dijo que se lo iba a hacer tomar, motivando la reacción de agarrar el vaso con una mano y llevando la otra a la pistola. A lo que Llovera Páez le dice: “Pérez, ¿qué vaina es esa?"
Las dos versiones son parecidas. Ahora, lo que es cierto es que Torres Cárdenas lo envían confinado durante seis meses a Tucupita y, de su parte, Delgado Chalbaud le dijo a sus compañeros de Junta que él no asistiría más nunca “a fiesta de borrachos ricos”.
Resulta que un día estaba el Comandante en el restaurante “La Belle Epoque” comiendo con varios amigos. Los rumores estaban a la orden del día y al precitado Llovera Páez no se le ocurrió otra genial idea que la de soltar un fajo de petardos debajo una mesa. Cuando los triqui traquis estallaron, a más de uno le falto el aire y a otros les dió un soponcio.
Llovera en la barra muerto de risa decia:
- ¡Carajo! ¿Y esta es la gente que va a defender al gobierno?
Otra historia que cuenta Oscar Yanes se refiere al rumor de un atentado que resulto algo distinto: que al comandante Pérez Jiménez le echaron un vaso de whisky en una fiesta en el Country Club. La crónica realmente no fue así. En la casa de Juan de Mata Guzmán Blanco, en la Florida, diagonal al Club La Florida, le dieron una fiesta a la Junta Militar de Gobierno para celebrar la devolución de los bienes de peculado. Presente estaba Miguel Torres Cárdenas, hijo del celebre Torres Cárdenas del gobierno de Cipriano Castro. Dos versiones hay sobre el suceso. Una, que a Torres Cárdenas conversando con los miembros de la Junta se le vino un buche de whisky el cual le echo encima a Pérez Jiménez , reaccionando el Comandante con el ademán de sacar la pistola, a lo que Delgado Chalbaud le agarró por el brazo y le dijo: “cuidado, vale, cuidado”. La otra versión es que Torres Cárdenas le sirvió un whisky a Pérez Jiménez, quien no bebe, a lo que el oferente, totalmente ebrio, le dijo que se lo iba a hacer tomar, motivando la reacción de agarrar el vaso con una mano y llevando la otra a la pistola. A lo que Llovera Páez le dice: “Pérez, ¿qué vaina es esa?"
Las dos versiones son parecidas. Ahora, lo que es cierto es que Torres Cárdenas lo envían confinado durante seis meses a Tucupita y, de su parte, Delgado Chalbaud le dijo a sus compañeros de Junta que él no asistiría más nunca “a fiesta de borrachos ricos”.