Tocqueville (1805-1859) analizó las sociedades democráticas tomando como referencia su experiencia adquirida en su visita a los Estados Unidos, llegando a la conclusión de que la participación activa por parte de los ciudadanos en instituciones igualitarias, en asociaciones civiles y en organizaciones políticas, era necesaria para la preservación del carácter democrático de la cultura política o de las instituciones sociales y políticas. Hoy, aplicando este criterio, sentimos que es el fundamento de la sociedad civil la cual debe basarse en principios igualitarios y de inclusión universal.
Desde el ángulo teórico y en el discurso político, este planteamiento ha sido objeto de análisis y críticas. Es difícil elaborar una teoría política de la sociedad civil, a pesar de trabajos importantes como el de los profesores
Jean L. Cohen (Universidad de Columbia) y Andrew Arato (Nueva Escuela de Investigación Social de Nueva York), quienes en su obra Sociedad Civil y Teoría Política (FCE, México 2000), nos ofrecen una panorámica sobre el tema como se ha planteado en Europa y en los EE UU.
La historia de la sociedad civil también es materia de debate. Para el sociólogo español Salvador Giner tiene sus orígenes en las revoluciones holandesa e inglesa del siglo XVII y se consolidaros en la americana y la francesa de finales del siglo XXIII (Giner, El destino de la sociedad civil, 2008). Nos quedaremos con este planteamiento sin obviar que existen otros, ya que en Ciencias Sociales no hay nada absoluto.
Hay quienes dividen a la sociedad en esfera pública y esfera privada, formando la sociedad civil parte de la primera, constituida por el Estado y la sociedad, como noción “históricamente evolucionada” en la cual interactúan y luchan los distintos intereses en una relación dialéctica, donde las opciones privadas se expresan en forma colectiva por medio de asociaciones, grupos de interés e incluso partidos políticos (Giner).
El concepto se ha desarrollado desde diversas ópticas. Para Marx la sociedad burguesa construye la supra estructura estatal sobre la sociedad civil y ésta quedará, finalmente, subsumida en una sociedad sin clases. Para los liberales (Tocqueville) la pluralidad de actores y la confrontación de intereses supone la existencia de una sociedad civil. Y entre estos polos, hay una variedad de autores que han trabajado el tema dejando textos de verdadera importancia.
Hoy en la República Dominicana estamos en la antesala de un tiempo electoral. El argumento de la sociedad civil se pondrá de relieve en discursos, proclamas, consignas, entre otras formas de comunicación política.
Sin entrar en profundidades ya que el espacio no da para ello, pero sí es oportuno señalar unos puntos que sirvan para encuadrar lo que se diga sobre el tema. Primero, si lo que se expresa tiene que ver con reforzar formas tradicionales de democracia representativa o si promueve una evolución hacia la democracia participativa. Segundo, si refuerza los derechos alcanzados o si persigue el progreso hacia la defensa de otros, como los derechos difusos, que fortalecen a las distintas expresiones de la sociedad civil. Tercero, si se identifica la sociedad civil con el libre mercado de los neoliberales, considerando que el mundo se reduce al binomio Estado y mercado, subsumiendo la sociedad al segundo, o defiende los espacios de la sociedad frente al mercado.
Muchos otros signos podemos identificar para evaluar una comunicación, pero esos tres son lo bastante amplio y la coloca en el ámbito de la política, liberándola de la exclusiva visión económica donde la quieren encasillar.
En próximos textos, iremos abundando en el tema referido al discurso sobre la sociedad civil, entendiendo que los tiempos se presentan oportunos para abrir cauces hacia formas institucionales donde la ciudadanía adquiera mayor empoderamiento y espacios de toma de decisiones en instituciones locales, provinciales e incluso nacionales.
El discurso sobre la sociedad civil
II
En anterior artículo, señalamos algunos puntos útiles para analizar un alegato o arenga en torno a la sociedad civil. Decíamos, que debemos estar pendiente con lo que se dice y ver si encuadra en los siguientes numerales: “Primero, si lo que se expresa tiene que ver con reforzar formas tradicionales de democracia representativa o si promueve una evolución hacia la democracia participativa. Segundo, si refuerza los derechos alcanzados o si persigue el progreso hacia la defensa de otros, como los derechos difusos, que fortalecen a las distintas expresiones de la sociedad civil. Tercero, si se identifica la sociedad civil con el libre mercado de los neoliberales, considerando que el mundo se reduce al binomio Estado y mercado, subsumiendo la sociedad al segundo, o defiende los espacios de la sociedad frente al mercado.”
La desobediencia civil de las últimas décadas del siglo XX, como alternativa para hacerles frente a gobiernos dictatoriales en América Latina y autoritarios de corte comunista o del eufemísticamente denominado socialismo real, en Europa oriental, revivió la idea de sociedad civil y la colocó de nuevo en el menú de interés de los pensadores políticos y académicos, lo que la llevó al discurso partidario y se revitalizó gracias a organizaciones variopinta que se cobijan bajo la amplia y en ocasiones acomodaticia, por ser útil para grupos con distintos intereses, idea de sociedad civil.
En este artículo veremos algunos aspectos del concepto de sociedad civil, lo que nos permitirá hacernos una idea de la misma, acicatear nuestra curiosidad en caso de tener interés en buscar en otros textos y, finalmente, hacernos de nuestra propia idea de la definición de sociedad civil para poder encuadrar los discursos que sobre ella nos comuniquen, colocarlos en el modelo reseñado ut supra, o bien al esquema que individualmente cada quien desarrolle.
Jean Cohen y Andrew Arato definen la sociedad civil como: “una esfera de interacción social entre la economía y el Estado, compuesta ante todo de la esfera íntima (en especial la familia), la esfera de las asociaciones (en especial la asociaciones voluntarias), los movimientos sociales y la forma de comunicación pública. La sociedad civil moderna se conforma por formas de auto constitución y auto movilización. Se institucionaliza y generaliza mediante las leyes, y especialmente los derechos objetivos, (en tanto que son producto de su intervención en su formación y transformación) que estabilizan la diferenciación social”(1)
Esta definición de sociedad civil es bastante amplia. Primero, la coloca entre el Estado y la economía, lo que no la inhibe de participar en la formación de las leyes, diseño de políticas públicas, pero teniendo claro que las organizaciones de la sociedad civil no buscan controlar el mando político ni el mercado, lo que buscan es servir al poder en la permanente dinámica de legislar, transformar instituciones y tratar de alcanzar el objetivo de un Estado armónico y equilibrado donde se facilite la gobernanza. Segundo, enmarca en su composición a la familia, a las asociaciones voluntarias, movimientos sociales y las formas de comunicación pública. En este sentido es importante profundizar que la sociedad civil así pensada, no es una manifestación aislada de la colectividad, sino una de las expresiones más profunda de la comunidad. Considerar como parte de la sociedad civil a formas de la comunicación pública adquiere hoy un papel relevante, si observamos la incidencia que tienen las redes sociales construidas con las herramientas que aportan la Internet.
Finalmente la definición de Cohen y Arato nos hablan de institucionalidad de la sociedad civil gracias a los derechos objetivos los cuales se plasman en leyes que en cierta medida son producto de las aspiraciones de la misma sociedad civil. Entendemos por derecho objetivo, el conjunto de reglas impuestas en consenso o por consentimiento colectivo de una comunidad que de una u otra forma buscan preservar y proteger el bienestar de una población (2)
La sociedad civil se define de distintas maneras, según distintos autores. Wikipedia, por ejemplo, la precisa “como concepto de la ciencia social, (que) designa a la diversidad de personas que con categoría de ciudadanos y generalmente de manera colectiva, actúan para tomar decisiones en el ámbito público que consideran a todo individuo que se halla fuera de las estructuras gubernamentales”. Así como ésta, encontraremos muchas que tienen en común que son conjunto de personas que comparten ciertas características y que tienen objetivos compartidos.
La sociedad civil ha resurgido en muchas naciones como uno de los motores del cambio político, lo que ha generado consecuencia tanto en los defensores del mercado a ultranza, como en los que aspiran un Estado democrático sin dejar de ser rector, promotor y regulador, como extremos de un continuo, donde entre ambos extremos se ubican distintas experiencias o aspiraciones de grados de aplicación de la participación ciudadana en la construcción del porvenir.
- Cohen, Jean L.; Arato, Andrew. Sociedad civil y teoría política. Fondo de Cultura Económica. México. 2000. Pág. 08, 09.
- Definiciónyquees.es
El discurso sobre la sociedad civil
III
Son recurrentes las referencias a la sociedad civil en el debate socio político cotidiano. Por ello, en nuestro primer artículo de la serie, desarrollamos un pequeño modelo teórico que nos sea útil para encuadrar lo que se diga sobre el tema.
En el segundo texto abordamos el concepto de sociedad civil, cómo se define según el trabajo de los académicos Jean Cohen y Andrew Arato, quienes han profundizado en el estudio del tema. No son los únicos, ya que desde la Antigüedad se viene hablando de la sociedad civil aunque no se tenga la intención de precisarla, así que la obra de estos investigadores contemporáneos y sus conclusiones son una buena base para profundizar en el estudio de esta categoría social.
Hoy vamos a dar unas pinceladas sobre algunos acontecimientos que han colocado a la sociedad civil en el menú del debate político y social a partir de la segunda mitad del siglo XX. Veamos.
Durante el siglo XIX las fuerzas políticas que representaron al liberalismo y su expresión en la economía de mercado auto regulado, se manifestaron con fuerza hasta el punto que se generó como reacción un enérgico movimiento políticos de masas identificado con los socialdemócratas-comunistas (en ese momento no se había producido aún tal escisión dentro del movimiento obrero marxista, únicamente separado de la rama anarquista-bakuninista). Para enfrentar esta amenaza, Otto von Bismarck, quien ha sido considerado un ardiente monárquico y nacionalista, siendo el último representante del despotismo ilustrado y al mismo tiempo como el padre fundador de la Alemania moderna, implementó una serie de reformas que él llamó «cristianismo aplicado». Posteriormente se refirió al proyecto como «Socialismo de Estado».
En el siglo XX, tras las dos guerras mundiales, el mundo fue dividido por una “cortina de hierro” o “telón de acero”, que materializó la frontera política, ideológica, y en algún caso también física, entre la Europa occidental (Bloque Capitalista) y Europa oriental (Bloque Comunista), tras la Segunda Guerra Mundial la división se extendería por Asía, África e incluso por América.
Si bien es cierto que por razones didácticas se habla de dos grandes bloques, estos a lo interno no eran homogéneos y prueba de ello es que en la Europa occidental en la mayoría de los países se instauraron regímenes basados en formas de Estado social de derechos y de keynesianismo, que en resumenintentaban dotar a las instituciones nacionales o internacionales, de poder para controlar la economía en las épocas de recesión o crisis capitalista. Pero allí se permitía expresiones organizadas de la sociedad civil que actuaban en la sociedad con la libertad que le proporcionaba el sistema político liberal imperante. Aunque no era igual en todo Occidente, ya que en los países latinoamericanos estaban plagados de dictaduras militares donde la sociedad civil tenia espacios reducidos, pero en general, existía una sociedad civil que se revitalizaba de manera diferente de acuerdo a lugares y momentos.
Diferente se mostraba el bloque soviético comunista. Aunque tampoco era homogéneo y ejemplo de ello fueron las revoluciones libertadoras sucedidas tanto en Hungría en 1956 como en Checoslovaquia en 1968, lugares donde era un trabajo duro y peligroso para la sociedad civil expresarse, ya que en ambos ejemplos se aplastó la manifestación disidente con tanques de guerras, asesinatos y campos de concentración.
Los polacos de su lado, estudiaron lo sucedido en Hungría y Checoslovaquia y emprendieron vías de como interiorizar la idea de democracia en las esferas fuera de control del Estado e ir creciendo en las dimensiones de la vida social, sin retar el papel predominante del partido en su dominio. Segundo, el objetivo primario no era una revolución social, sino una reforma estructural obtenida como resultado de una presión social organizada desde abajo. Es lo que Jacek Jan Kuroń, quien fue uno de los líderes democráticos de oposición en la República Popular de Polonia, llamó una “revolución auto limitada”.
En este marco nace Solidaridad como sindicato no gubernamental polaco, el cual inicia sus actividades en agosto de 1980 en los astilleros de Gdańsk, donde Lech Wałęsa junto a otros obreros fundaron clandestinamente Solidaridad, cuya principal demanda era la constitución de sindicatos autónomos del partido y del gobierno, como existían desde mucho atrás en Yugoslavia e intentaron hacer en 1968 en Checoslovaquia, durante la Primavera de Praga.
Los primeros éxitos de Solidaridad se dan con los Acuerdos de Gdańsk y los subsecuentes de agosto y septiembre de 1980. Pero estos pactos, llevan profundas dudas, ya que se reconocían “derechos” en un Estado socialista autoritario cuya característica es la ausencia de tribunales independientes, códigos legales confusos y ausencia de un gremio de abogados independientes. O sea, que en la práctica se podrían perfectamente anular las conquistas sindicales.
Si bien es cierto lo señalado en el párrafo anterior, los sucesos que dieron origen al Sindicato Solidaridad fortalecieron el papel de la Iglesia católica como vehículo de expresión de una sociedad civil que estaba tomando consciencia de su realidad en un mundo que buscaba derribar barreras que constreñían las formas libertarias de vida.
La agitación que se inició en Polonia en 1980, sin dejar de recordar a Hungría y Checoslovaquia, y todo el proceso político que le siguió donde se sucedieron hechos como el encarcelamiento en 1981 de los líderes de Solidaridad y la ilegalización del Sindicato en 1982, llevó como corolario a las Revoluciones de 1989, también conocidas como “El Otoño de las Naciones”, lo que fue una ola revolucionaria que recorrió Europa central y oriental en el otoño de 1989, desencadenando el derrocamiento de los estados socialistas de estilo soviético en pocos meses.
Entre muchas consecuencias, podemos señalar que la idea de sociedad civil se revitalizó tanto en los países de Europa oriental, como en los occidentales y hoy hay que contar con ella, con sus diferentes formas organizativas y de expresión, para lograr los avances que soñamos para conquistar una calidad de vida que dignifique la existencia del ser humano.
Bibliografía
Cohen, Jean L.; Arato, Andrew. Sociedad civil y teoría política. Fondo de Cultura Económica. México. 2000.
Giner, S., & Moreno, L. (1990). La sociedad civil en Europa Occidental. Estudios Internacionales. Revista Académica de la Universidad de Chile.
Wikipedia.
Foto fuente externa
El autor es Isidro Toro Pampols, consultor organizacional, asesor del Idecoop.