martes, 28 de diciembre de 2010

La Septembrina o La Gloriosa: conceptos y una anécdota.

Gobierno Provisional, 1869. Figuerola, Sagasta, Ruiz Zorrilla, Prim, Serrano, Topete, López Ayala, Romero Ortiz y Lorenzana (foto de J. Laurent).

Andalucía y específicamente Cádiz, fue el escenario de la segunda revuelta, en septiembre de 1868, a favor de poner en vigencia un orden constitucional liberal en España. El 19 de marzo de 1812 las Cortes, reunidas en Cádiz promulgan la primera constitución española a despecho de Fernando VI.

El segundo evento es la sublevación del mariscal de campo Rafael del Riego en 1819. Este militar procedente de una familia noble se incorporó rápidamente a la lucha por la Independencia de España, 1808, frente al usurpador Napoleón. Es capturado y deportado a Francia donde se compenetra con ideas liberales y se incorpora a la masonería. El primero de enero de 1820 se alza con el batallón asturiano que formaba parte de un ejército destinado a combatir la sublevación de Bolívar y otros líderes independentistas en Hispanoamérica. Se hace del control del ejército expedicionario y en vez de cruzar el Atlántico, intenta levantar a las poblaciones andaluzas con la consigna: «Es de precisión para que España se salve que el rey Nuestro Señor jure la Ley constitucional de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles. ¡Viva la Constitución!», hasta que finalmente logra, con el apoyo de otros sublevados en Galicia y otras regiones, que el rey El día 10 de marzo, publicase el Manifiesto del rey a la Nación española en el que muestra su apoyo a dicha constitución: «Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional». Hispanoamérica no ha sido consecuente con la memoria de Riego.


La reina Isabel II de España en su exilio de París.

Un tercer episodio es el que nos ocupa: el de la Revolución de 1868. Europa vive los embates de la revolución liberal. Francia, ya en 1830, había hecho jurar una constitución y entronizado una nueva monarquía con Luis Felipe, que se declaró no rey de Francia, sino rey de los franceses. En este simple giro lingüístico hay una fuerte connotación ideológica ya que se incorpora la figura humana como tal, la del ciudadano, al concepto del poder del estado. La Primavera de los Pueblos en 1848 había sacudido las bases de la monarquía a lo largo y ancho de Europa, poniendo en jaque el sistema Metternich, consolidado en el Congreso de Viena en 1814, con la misión de restaurar el absolutismo tras la contaminación que significó la expansión de las ideas liberales con las guerras napoleónicas tras la Revolución Francesa.

España, aunque aparecía ajena a la revuelta liberal europea iniciada en el primer tercio del siglo XIX, no dejaba de tener su procesión por dentro. La crisis desatada por la pérdida de la guerra con las ya ex-colonias Hispanoamericanas, los reiterados intentos de poner en vigencia la Constitución de 1812 y una crisis política recurrente cuya característica principal era una permanente anarquía, incluso dentro de los grupos en pugnas, llevan a un sector de la dirigencia a pronunciarse desde Cádiz en septiembre de 1868.

El manifiesto tiene conceptos de gran interés. Sin evaluar la sinceridad de los protagonistas y su compromiso con las ideas expresadas en dicho documento, indiscutiblemente, el hecho de que se enarbolase las banderas allí puestas de bulto, significan que eran caras para la sociedad española o, al menos, para una buena parte de su clase dirigente.

El 19 de septiembre de 1819 se pronuncian con un manifiesto que entre otros postulados “niega su obediencia al gobierno que reside en Madrid, segura de que es leal intérprete de los ciudadanos. El concepto de ciudadanía era un tema caro para los liberales españoles quienes habían logrado en la Constitución de 1812 avances importantes, incluso, otorgándoles a los mulatos americanos derechos civiles idénticos a los de los peninsulares, aunque no derechos políticos.

Otro punto importante es la denuncia de corrupción que amenaza la hacienda pública y pervierte el sufragio. Más allá de las consideraciones en torno a la forma del sufragio, la denuncia tiene que ver con la socialización del voto como instrumento de acción política y la importancia de mantenerlo ajeno de corruptelas.

Muerto el Municipio”, cara denuncia para una sociedad que mantiene la institución municipal como tesoro histórico de la independencia frente a fuerzas extranjeras y como baluarte de la autonomía de la ciudadanía en competencias específica frente al poder real.


Prim, Serrano, Topete: Subastan la Corona, La Flaca (1869)

Esta revolución corrió con la suerte que esta signada la España del siglo XIX y que fue característica hasta bien entrado en siglo XX. La falta de acuerdos y cuando se logran, la falla en su cumplimiento, hacen que la revolución de tumbos aunque logran algunos eventos que son hitos en la historia. Isabel II tiene que exiliarse en Francia, se inicia el sexenio democrático, el intento de coronar al príncipe Leopoldo de Hohenzollen, generó conflictos internacionales importantes y finalmente se decidieron por el italiano Amadeo Fernando María de Saboya, siendo el primer rey español designado por el parlamento, no sin una votación que es el retrato de la situación de diferencias existente. El 16 de noviembre de 1870 votaron los diputados: 191 a favor de Amadeo de Saboya, que aunque aparezca como un triunfo del absolutismo, en nada se sentían triunfantes ya que se sometían no solo a la designación sino al control de las Cortes o parlamento; 60 por la República federal, 27 por el duque de Montpensier, 8 por el anciano general Espartero, 2 por la República unitaria, 2 por Alfonso de Borbón, 1 por una República indefinida y 1 por la duquesa de Montpensier, la infanta María Luisa Fernanda, hermana de Isabel II; hubo 19 papeletas en blanco. De este modo el presidente de las Cortes, Manuel Ruiz Zorrilla, declaró: «Queda elegido Rey de los españoles el señor duque de Aosta».

Dos acotaciones. Fíjense la cantidad de variantes que presentaron la alternativa republicana; la segunda, la definición de “Rey de los españoles” y no rey de España.

El pronunciamiento 19 de septiembre de 1868 lo suscriben Juan Prim, Domingo Dulce, Francisco Serrano, Ramón Nouvillas, Rafael Primo de Rivera, Antonio Caballero de Rodas y Juan Topete.

Juan Prim y Prats

Juan Prim, uno de los principales de esta revolución conocida como La Gloriosa o La Septembrina, es hijo de Pablo Prim quien tuvo participación, al igual que Riego, en la Guerra de Independencia española iniciada en 1808. El joven Juan Prim no provenía de la nobleza, así que al estallas la Primera Guerra Carlista, se enroló en el batallón isabelino de Cataluña. Sin preparación militar pero con intrepidez y valor, escala rápidamente en la milicia. A los 26 años de edad había participado en 35 combates y obtenido todos los grados en el campo de batalla.

Prim se incorpora a la política del lado de los progresistas dirigidos por Calatrava y Mendizábal. Electo diputado en 1841, Capitán General de Puerto Rico en 1847, en 1853 participó como observador español en la Guerra De Crimea en el lado del frente turco. Tras estas experiencias, Prim esta en Marruecos defendiendo las plazas españolas de Ceuta y Melilla; en México participó en la expedición española que intentaba, junto con otras potencias europeas, cobrarle deudas del estado mexicano al gobierno de Benito Juárez. Prim se opuso a la intención de Napoleón III de convertir a México en Imperio con el Archiduque Maximiliano como Emperador, idea que apoyaba el gobierno español, no así la reina Isabel II. Retira las tropas españolas de México salvando a España de participar en la finalmente fallida operación.

Este personaje, tras participar en varias escaramuzas políticas y rebeliones, finalmente lidera junto con otros, la triunfante Revolución de 1868.

Tras el triunfo de La Gloriosa, en medio de las intrigas y forcejeos propios de la búsqueda de un rey para los españoles, Prim propone concederle la independencia a Cuba si así lo decidía el pueblo cubano en referéndum, una amnistía para los patriotas cubanos, y una compensación a España garantizada por Estados Unidos. De su lado, otros sectores ofrecieron vender a Cuba a los norteamericanos, lo que contó con la firme oposición de Prim afirmando que “la isla de Cuba no se vende, porque su venta sería la deshonra de España, y a España se la vence, pero no se la deshonra”.

El general Juan Prim y Prats, de 56 años, presidente del Consejo de Ministros y ministro de la Guerra, capitán general de los Ejércitos, marqués de los Castillejos y conde de Reus, dirigiéndose desde el Parlamento hacia la sede del Ministerio de Guerra sufre un atentado que le quitó la vida.

Tres notas finales. Juan Prim, a pesar de la altísima investidura, no contaba con escolta extraordinaria, lo que facilitó el atentado. Segunda, siendo un hombre que no tenia origen noble, alcanzó grados de aristocracia que heredaron sus hijos: Juan Prim y Agüero (1858-1930), militar que llegó al grado de general de brigada, y que adquiriría de su padre el marquesado de los Castillejos, convertido en Ducado por Amadeo I en conmemoración por los servicios prestados por el general Prim; e Isabel Prim y Agüero (1862-1927), que obtendría el título de Duquesa de Prim, creado por Amadeo I para la viuda del general, estableciendo que quien lo heredase sería su hija, estuvo casada con Fernando de Heredia.

Tercero, una anécdota: tras el triunfo de la Revolución de Septiembre de 1868, se le acusa de haber asociado a mucha gente de dudosa reputación. Cuando escucha los antedichos cuchicheos, afirma con vehemencia:

- “¿Con quién había yo de hacer la revolución? ¿Con canónigos?



lunes, 20 de diciembre de 2010

La Naturaleza nos advierte

Un científico coloca en un embase de cristal una cantidad de material alimenticio. Luego, lo contamina con algunas bacterias y lo cierra cuidadosamente. A las pocas horas, las bacterias comienzan a verse sin necesidad de microscopio. La reproducción de las mismas ha formado una población que se distingue. Pasada unas horas más, la colonia es del tamaño de una moneda pequeña. Luego progresa hasta ir cubriendo paulatinamente la biomasa. Finalmente el crecimiento exponencial a los pocos días, las lleva a cubrir por completo el material y se inicia un mengua de la población por dos razones: comienza a escasear el alimento y, segundo, los propios desechos de las bacterias envenenan a sus pares.

Esto que lo puede comprobar cualquier estudiante con un experimento casero, s la gran lección que debemos aprender y pareciera que nos empeñamos en no hacerlo. Nuestro planeta es limitado y mientras la ciencia no permita lograr insumos de otros ecosistemas, los recursos naturales serán insuficientes

Para el año de 1750 la población mundial se calculaba en 791 millones de personas. Para el año 2010 la cifra pasa de los 6.900 millones. Eso es crecimiento exponencial y frente a esta alocada carrera por traer almas al mundo, algo hay que hacer.

En octubre del 2009 circuló la siguiente noticia: “La producción mundial de alimentos deberá aumentar un 70% hasta 2050 para satisfacer la demanda que se prevé para las próximas décadas, afirmó un funcionario de la ONU durante la inauguración de un encuentro sobre seguridad alimentaria.”.

Es eso posible. Seguro que si. Se podrá mantener en el futuro. Comienzan las dudas.

En enero del 2010 circuló otra noticia: “Cada día mueren en el mundo 25.000 niños de hambre, durante la última década dos millones de niños fueron asesinados en guerras y 150 millones son explotados laboral

Coloque el encabezado completo ya que es importante llamar la atención sobre las variadas agresiones que sufren los niños, pero es aterrador pensar que antes de finalizar el día habrán fallecido 25.000 niños por hambre.

Las agresiones al medio ambiente, el desarrollo industrial desordenado, el aumento poblacional sin control, nos dice que, al igual que la colonia bacteriana del ejemplo inicial, podremos llegar en un momento a satisfacer de alimento a la población mundial. Lo que los modelos matemáticos no pueden garantizar es que sea sostenible.

En Venezuela podemos apostar al logro de la meta. Pero viendo como se ha deteriorado la Cuenca del Río Tuy, escuchando noticias del envenenamiento de las aguas de los cauces de agua de nuestra Guayana, de la deforestación, de las agresiones urbanísticas, de cómo se utilizan las tierras con vocación agrícola para construir edificios y se dejan abandonadas las que ofertan menores posibilidades; cuando vemos ese panorama aterrador, sólo nos queda denunciar que la Naturaleza nos advierte y habremos de pagar las consecuencias.

lunes, 18 de enero de 2010

Escapo envenenándose

Mientras Alejandro Magno avanzaba en sus conquistas por tierras asiáticas, en la retaguardia, en Grecia, prosperaba la desobediencia y echaban raíces los gérmenes de la sedición.

Muchos atenienses no consideraban griegos a los macedonios. Los trataban como bárbaros, o sea, que no eran griegos. Los espartanos jamás fueron miembros de la Confederación Fundada por Filipo y sostenida por su hijo Alejandro.

Mientras más se adentraba Alejandro en Persia, más se conspiraba. Demóstenes agitaba a los ciudadanos atenienses y la insurrección crecía por toda Grecia. Finalmente organizaron un ejército que enfrento al de Antípatro, el jefe delegado al mando de Macedonia. Las tropas helenas sufrieron un revés definitivo y los jefes de la insurrección fueron capturados y ejecutados. Demóstenes pudo escapar de la furia de sus enemigos envenenándose.


Puerto Flechado, la primera escaramuza con los europeos en el Nuevo Mundo

La historia del Nuevo Mundo registra innumerables hechos de fuerza entre los aborígenes y los conquistadores peninsulares en 1499. Rafael María Baralt registra que fue en territorio hoy venezolano donde se sucedió el primer combate. Lo sitúa en Puerto Flechado, lugar donde fue atacada la expedición de Alonso de Ojeda con resultado de veintiún hombres heridos, uno de ellos falleció tras ser trasladado a una ensenada cercana para practicarle las curas conocidas.

Ahora el tema obliga a ubicar en la geografía a Puerto Flechado, cosa que no es fácil ya que como cita el historiador Manuel Vicente Magallanes (1) los cronistas y conquistadores tenían la costumbre de repetir nombres resultando que distintas localidades geográficas eran identificadas con nombres iguales o similares.

Chichiriviche, hoy capital del Municipio Silva en el estado Falcón, tiene homónimos en el Litoral central y uno muy parecido, Ciribiche en las costas de Cumaná.

Manuel Vicente Magallanes en su obra Historia Política de Venezuela desarrolla el tema en detalle y llega a la conclusión que el enfrentamiento fue en las costas de Tucaras, específicamente el Puerto de Tucaras, concluyendo con Baralt que fue allí donde “se escenificó la primera batalla y se inició la lucha de los indios americanos contra los conquistadores españoles”.

(1) Manuel Vicente Magallanes. Historia Política de Venezuela. 4ta edición. Litografia melvin. Caracas 1976. Venezuela