Esto que lo puede comprobar cualquier estudiante con un experimento casero, s la gran lección que debemos aprender y pareciera que nos empeñamos en no hacerlo. Nuestro planeta es limitado y mientras la ciencia no permita lograr insumos de otros ecosistemas, los recursos naturales serán insuficientes
Para el año de 1750 la población mundial se calculaba en 791 millones de personas. Para el año 2010 la cifra pasa de los 6.900 millones. Eso es crecimiento exponencial y frente a esta alocada carrera por traer almas al mundo, algo hay que hacer.
En octubre del 2009 circuló la siguiente noticia: “La producción mundial de alimentos deberá aumentar un 70% hasta 2050 para satisfacer la demanda que se prevé para las próximas décadas, afirmó un funcionario de la ONU durante la inauguración de un encuentro sobre seguridad alimentaria.”.
Es eso posible. Seguro que si. Se podrá mantener en el futuro. Comienzan las dudas.
En enero del 2010 circuló otra noticia: “Cada día mueren en el mundo 25.000 niños de hambre, durante la última década dos millones de niños fueron asesinados en guerras y 150 millones son explotados laboral”
Coloque el encabezado completo ya que es importante llamar la atención sobre las variadas agresiones que sufren los niños, pero es aterrador pensar que antes de finalizar el día habrán fallecido 25.000 niños por hambre.
Las agresiones al medio ambiente, el desarrollo industrial desordenado, el aumento poblacional sin control, nos dice que, al igual que la colonia bacteriana del ejemplo inicial, podremos llegar en un momento a satisfacer de alimento a la población mundial. Lo que los modelos matemáticos no pueden garantizar es que sea sostenible.
En Venezuela podemos apostar al logro de la meta. Pero viendo como se ha deteriorado la Cuenca del Río Tuy, escuchando noticias del envenenamiento de las aguas de los cauces de agua de nuestra Guayana, de la deforestación, de las agresiones urbanísticas, de cómo se utilizan las tierras con vocación agrícola para construir edificios y se dejan abandonadas las que ofertan menores posibilidades; cuando vemos ese panorama aterrador, sólo nos queda denunciar que la Naturaleza nos advierte y habremos de pagar las consecuencias.