
Después de la caída de la Primera República a mediados de 1812, las autoridades republicanas de Cumaná decidieron someterse al mando del jefe realista vencedor, Domingo de Monteverde y enviaron ante éste a unos comisionados que solicitaron el envío de un gobernador. Monteverde nombró a Ureña para aquel cargo el 31 de agosto de 1812. Hacia comienzos de octubre de ese mismo año, fue jurada la Constitución de Cádiz en Cumaná. Descontento Monteverde por la política tolerante que seguía Ureña, le escribió el 30 de octubre ordenándole poner presos a los que habían participado en el movimiento revolucionario de 1810-1812, comenzando por Manuel Villapol. No obstante, Ureña se negó a cumplir esta orden y así se lo manifestó a Monteverde el 17 de noviembre, apelando al mismo tiempo ante la Real Audiencia (establecida entonces en Valencia o Puerto Cabello) para que se cumpliese lo ofrecido a los revolucionarios que se habían rendido de buena fe. Aunque la Audiencia aprobó más tarde el proceder de Ureña, Monteverde había enviado a Cumaná, con poderes especiales, al teniente Francisco Javier Cervériz, quien, pasando por encima de la autoridad del gobernador, se puso de acuerdo con los realistas más radicales de la ciudad, y la misma noche de su llegada, el 15 de diciembre de 1812, arrestó en el cuartel a 20 personas que luego fueron enviadas a La Guaira con grillos. El gobernador Ureña protestó, pero las persecuciones siguieron a pesar suyo y a comienzos de 1813 Monteverde lo destituyó y nombró en su lugar al coronel Eusebio Antoñanzas, quien junto con Cervériz, continuó la severa represión contra los patriotas venezolanos. Ureña quedó marginado y fue acusado por Monteverde ante las autoridades de España.
El 3 de mayo de 1815, Fernando VII dispuso que las autoridades de Caracas averiguasen el origen de las desavenencias entre Monteverde y Ureña, y que si éste resultare inocente, se le repusiera en la Comandancia de La Guaira. Así se hizo el 27 de noviembre de 1816. Además de esas funciones, se le encomendaron también las de teniente de rey interino, es decir, sustituto o suplente, en caso necesario, del capitán general. A fines de 1817 fue condecorado por el Rey con la cruz de la orden de San Hermenegildo. A mediados de agosto de 1819 continuaba desempeñando en La Guaira y Caracas aquellos cargos militares. Se ha escrito que en 1817 fue nombrado gobernador militar y político de la provincia de Antioquia, en la Nueva Granada; si fue así, probablemente no llegó a posesionarse de ese cargo.
Este español que nace en 1760, desnace en 1819, cumpliendo un transito distinguido por la dignidad.
Imagen: Castillo de Cumaná
Referencia: Fundación Polar. Diccionario de Historia de Venezuela.
Referencia: Fundación Polar. Diccionario de Historia de Venezuela.