Dos personajes llamados Cornelio han tenido un profundo significado en el tema teológico en la Iglesia Cristiana. El primero de ello fue Cornelio, capitán del batallón llamado el italiano en la región de Cesárea, en la ciudad de Jope, unos 40 años D.C.
Este capitán del ejército romano era sumamente piadoso, siendo el primer gentil no circunciso que abraza y es aceptado por el cristianismo. Este hecho es fundamental porque se extiende la Iglesia hacia los no judios, dejando de ser una secta judeocristiana.
Esto no fue así de fácil a pesar que Pedro había afirmado que la conversión de Cornelio había sido aprobada por Dios. Diez años más tarde, aproximadamente, se reúne el llamado Concilio de Jerusalén. Allí se discute la postura de un grupo de fariseos que persistían en que a los nuevos agregados gentiles debían exigírsele la circuncisión.
Tras el debate triunfo la postura de no exigir la circuncisión para pertenecer a la nueva iglesia y de esta forma pudo expandirse con impresionante rapidez por el mundo conocido.
Cornelio Papa
Cornelio fue el Papa 21 de la iglesia Católica entre los años 251 y 253. Para esa época existía el tema de los lapsis, quienes habían adjurado de su fe como reacción a las persecuciones de las autoridades romanas contra los cristianos. Habían entonces tres tipos de personas: los mártires, quienes entregaron su vida por su fe; los confesores, quienes habían sobrevivido sin haber entregado los Textos Sagrados ni haber adjurado de la fe; y aquellos que le dieron el titulo de “traditores”, literalmente, “entregadores”, fueron que siguieron un camino diferente a los dos grupos anteriores.
El punto es que Cornelio, luego de haber sido ungido como Papa, tras el martirio de su predecesor Fabián, es partidario de readmitir a los lapsis al seno de la Iglesia.
Esta actitud trajo varias consecuencias. Una de ellas fue el advenimiento del Novacianismo, como una doctrina cristiana que le negaba a la iglesia autoridad para readmitir a quienes renegaron de la fe durante las persecuciones. La Iglesia es una institución de santos y por lo tanto no reconoció Novaciano la autoridad de Cornelio, haciéndose nombrar Papa por tres obispos, erigiéndose como antipapa.
Otro movimiento consecuencia de la aceptación de los “entregadores” fue el Donatismo.
El Donatismo se inicia en el norte de África, en Numidia, lo que hoy es Argelia. El punto es que en la importante ciudad de Cartago se consagró a Ceciliano como obispo. Mayorino, aduciendo los argumentos del novacianismo, no reconocia dicho nombramiento porque uno de los tres obispos que participaron en la ceremonia era “traditor”, lo que colocaba de bulto si la ordenación hecha por un obispo indigno era valida.
Mayorino falleció al poco tiempo y asumió Donato Magno el puesto dejado por Mayorino. Este sostuvo con gran fortaleza sus tesis lo que devino en reconocimiento a su postura la secta con el nombre de Donatismo, lo que fue considerada como una herejía.
El Donatismo fue rechazado por la Iglesia Católica sobre la base de que una vez transmitida la potestad sacerdotal a un hombre mediante el sacramento del Orden Sagrado, los sacramentos que éste administre son plenamente válidos por intercesión divina, independientemente de la entereza moral del clérigo. De lo contrario todos los bautizados no lo serian, por ejemplo.
Como trasfondo existían otros problemas sociales que se reflejaban en la iglesia, ya que esta era un espejo de la sociedad del momento. No solamente existía el tema teológico como fondo de la disputa. Existía una trama social frente a lo que Roma representaba y las contradicciones con el pensamiento trasmitido por los evangelios. Los llamados Circunceliones eran grupos radicales que se revelaban mediante guerrillas que atacaban a los terratenientes. Sus adeptos preferían llamarse “milites Christi” o “agonistici”, y combatian hasta la muerte sin importarle si sus contrincantes eran paganos o cristianos. Sus banderas eran una mezcla de protesta social con la pureza de la fe cristiana.
Todas estas corrientes desaparecieron cuando el Norte de África fue conquistado por los mahometanos, aunque sobrevivieron algun tiempo, pero finalmente se extinguieron.
Imagen: San Cornelio, Papa