lunes, 14 de marzo de 2011
Túmulos de piedra en Venezuela
jueves, 24 de febrero de 2011
El origen de los Caribes según otras tribus
domingo, 13 de febrero de 2011
Cornelio
Imagen: San Cornelio, Papa
lunes, 10 de enero de 2011
Formación para la crisis
“Aquel que cree en mi… de su vientre fluirán ríos de agua viva” (Juan 7:38) La fuerza creadora del ser humano son los ríos que se encuentran dentro de cada quien y frente a las dificultades se empina con inteligencia y decisión de hacer, que son las herramientas fundamentales a la hora de enfrentar la incertidumbre e incluso las crisis.
La Biblia puede leerse con espíritu religioso o investigativo. Pero lo que siempre se coloca de bulto es el contenido pleno de sabiduría. Por ello, podemos interpretar la parábola sobre los “ríos de agua viva” como el ímpetu que mana del ser humano, el cual en tiempos de desesperanza como los que se cierne sobre el país, con inteligencia, sabrá enfrentar exitosamente las dificultades.
Venezuela es un país de contrastes. Quizás cuando visite su odontólogo, éste podrá decirle que a finales de la década de los 80 del siglo pasado un par de venezolanos, Ubaldo Peña Uzcategui, instructor del INCE, en compañía del ingeniero Ramón Armando Caballero, desarrollaron un equipo pulverizador de metales, mediante el cual se produce la materia prima para fabricar la amalgama dental. Tras cuatro años de investigación, crearon esta innovación auténticamente venezolana, porque hasta los equipos de atomización y disgregación, para conseguir la materia prima de las amalgamas, fueron construidos por ellos.
Lograron una aleación de plata, cobre y estaño superior en resistencia mecánica a la corrosión, a la contaminación por humedad y tiene una excelente adaptación durante la obturación y después de ella. No debemos dejar de reconocer que Ubaldo Peña es Técnico Mecánico egresado de la Escuela Industrial de Cabimas, estado Zulia y para el momento, año de 1986, tenia diez años desempeñándose como instructor del INCE en el centro de Metalmecánica del 23 de Enero, en Caracas. Tenemos un recurso humano capaz de alcanzar logros.
En 1991 se presentó un arrancador de yuca. Efraín Blanco Hernández era un perito en máquinas-herramientas quien había trabajado en el Taller de Mecánica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela. Blanco Hernández desarrolló una opción al problema que enfrentan los campesinos cada vez que recogen la cosecha de yuca, facilitando la misma, toda vez que las raíces son muy duras de arrancar para algunos trabajadores del campo, especialmente las mujeres.
Estos ejemplos de ingenio venezolano han sido galardonados con el Premio Luis Zambrano a la Inventiva Tecnológica creado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT) el año 1984. El mismo tiene como objetivo “respaldar, propiciar y reconocer los aportes tecnológicos e invenciones realizados por técnicos e inventores por cuenta propia que contribuyan a la solución de problemas técnicos aplicables a la industria y a la resolución de problemas prácticos”.
El Luis Zambrano que el estado venezolano reconoce instituyendo un premio con su nombre fue un humilde campesino quien vivía en Bailadores, estado Mérida, dedicándose al diseño y fabricación de las más variadas piezas mecánicas, eléctricas y de combustión, a base de cálculos empíricos.
Don Luís Zambrano Molina (n. 01-05-1901 / m. 15-08-1990), con tan solo 4to. grado fue merecedor de un doctorado Honoris Causa de la Universidad de Los Andes (noviembre de 1984) como reconocimiento a su sabiduría popular y a su natural empeño por buscar solución a los problemas cotidianos. Era la primera vez que una Universidad le confería un doctorado a un campesino de manos encallecidas.
En 1993 el premio se le adjudicó a José Baudilio Belandria, un hombre también de Bailadores, quien dedicó más de cinco décadas a la metalurgia artesanal fabricando herramientas, turbinas, piezas de automotores e incluso escopetas.
Otra expresión de reconocimiento público a la inventiva es el Eureka: Salón Nacional de Inventos. En 1990 la Asociación Civil Vértice organizó en la Zona Rental de la Plaza Venezuela el primer salón nacional de inventos. Allí presentaron sus concepciones instituciones como el Instituto de Biomedicina de la UCV, PDVSA, entre otros. Pero también existió un espacio destinado para aquellos innovadores populares que no cuentan con mayores recursos sino con su ingenio. En la oportunidad se exhibieron las creaciones de Juan Vezga, residenciado en el Paúl, estado Bolívar, que presentó una original bomba de agua; Alejandro Garcia, de Caracas, creador de un sistema de seguridad para edificios y casas; hubo un salero especial presentado por Juan Di Batista; un contador optoelectrónico de personas de José Gregorio Pérez Briceño y un soldador portátil de José Francisco Galíndez.
Simón Bolívar tenía presente que la grandeza de la patria estaba en fomentar la educación y especialmente en artes y oficios. Por ello dejó disposiciones en la materia. Tenía la visión futurista de que la Venezuela del porvenir contaría con una inmensa cantidad de creadores anónimos, inventores de garaje, forjadores de sueños que se materializan tras la ardua labor en productos útiles a la sociedad, es un testimonio fehaciente de la capacidad e inteligencia del venezolano frente a las dificultades de buscar los “ríos de agua viva”.
* Durante el primer gobierno del Dr. Rafael Caldera se desmontó el sistema de escuelas técnicas. El mismo fue restituido parcialmente por gobiernos posteriores.
* Simón Bolívar decretó el 21 de mayo de 1820 en el Rosario de Cúcuta, la creación de Juntas Provinciales de Agricultura y Comercio.
* El Libertador decretó en Chuquisaca, el 11 de diciembre de 1825, el fomento general de la enseñanza.
* El 31 de enero de 1825, Simón Bolívar dicta desde Lima un Decreto sobre la instalación de escuelas normales por el sistema lancasteriano.
* En Bogotá, el 22 de diciembre de 1827, Bolívar decretó disposiciones sobre aprendizaje de oficios.